por Franco Rivero (Club del Vino Bs. As. Socio Nº: 38393)
Una de las experiencias más placenteras a la hora de un almuerzo o cena, es el disfrute y la armonía que se genera en torno al evento, ya sea por la sobremesa, una charla adecuada o porque no, la compañía de un buen vino que haga sobrellevar nuestra preparación astronómica.
El vino es uno de esos placeres terrenales que brinda un entorno más que agradable, ya que además de ofrecernos una larga lista de sabores y aromas a descubrir, hace que todo sea especial, alarga la sobremesa, se presta para una tendida charla y claro, acompaña todos nuestros platos. En esta pequeña nota no pretendo caer en la redundancia de la mayoría de los informes, explicando los diferentes tipos de uvas, sus aromas y sus sabores, no, simplemente aprenderemos a disfrutar de una velada acompañado de lo que para nosotros será un buen vino.
Nuestro primer paso, será el camino hacia las góndolas, un buen vino preferentemente no debe ser adquirido en mercados expuestos a la luz solar, sino que debemos verificar que la sección de vinos, este apartada del sol y que cuente con una temperatura fresca, allí identificaremos el vino que deseamos comprar, y no tomaremos la botella de adelante, sino que la retiraremos y tomaremos una o dos hacia atrás, ya que la primera suele estar expuesta a algunos resabios de rayos de sol. Una pregunta típica a la hora de adquirir una botella es, ¿Qué es un buen vino?, Bueno, en lo que a mi me concierne un buen vino, es la elección del mejor vino para la comida preparada, en la franja de precios a la que cada persona pueda aspirar, por ejemplo, si yo me puedo permitir comprar un vino de $15 a $20 pesos, algunos clásicos, serán (para mi gusto), un Caballero de la Cepa, un Finca el Portillo o algún Santa Julia Roble, (dejando de lado los vinos boutique que no conseguiremos en Monte). Existen algunos tipos que me gustaría compartir con ustedes que son buenos para tener en cuenta antes de comprar un vino, primero, no se dejen seducir ni por la forma de la botella, ni por su etiqueta, (ni siquiera por su contraetiqueta, a la vista de las bodegas todos los vinos son exquisitos), ni siquiera por su precio, (hay vinos de $15 que son superados por otros de $8), cual es el secreto, probar y probar, simplemente eso.
Una vez ya adquirido el vino llegó la hora de probarlo, aquí haremos un punto de inflexión con lo que bajo mi punto de vista es una real mentira, el maridaje. El maridaje se refiere a la combinación de una determinada cepa de vino, con determinadas comidas (muchos habrán escuchado el típico, pescado con vino blanco), bueno a decir verdad sí hay algunas cosas ciertas, pero la mayoría de las cosas que conciernen al maridaje están rodeadas por un extraño misticismo (existen libros de 300 hojas sobre este tema), y lo que yo les aconsejo es que disfruten de la cepa que sea de su predilección con cualquier comida, siempre y cuando no se tapen los sabores.
Ya sabido eso, y a la hora de abrir el vino, lo debemos hacer de la manera mas adecuada (es el mismo esfuerzo que hacerlo mal), para esto podemos adquirir un pack de servicio de vino, que esta conformado por un sacacorchos de doble impulso, un corta gota, un cortacapsula y a veces, un termómetro. Primero tomaremos el cortacapsula y nos libraremos de la misma, podemos realizar dos cortes, el corte Francés (arriba del cuello), o el corte Alemán (debajo del cuello), de cualquier manera esta bien. Luego retiraremos el corcho, la manera correcta de hacerlo, es perforarlo hasta un poco mas de la mitad, no hasta el final, así nos percataremos de que no caigan residuos en nuestro vino. Al retirarlo debemos tener cuidado de que no haga ruido, sino que hay que hacerlo despacio y terminaremos de sacarlo con la mano, para culminar el proceso de apertura, colocaremos el corcho sobre un platito (el corcho nos dirá mucho sobre el vino, lo aprenderemos más adelante), y colocaremos el corta gota en el cuello de la botella…
Dejamos el suspenso y la seguimos en la próxima.
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